Hortobagy: La Gran Puszta Húngara

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Texto y Fotos: Mario Cruz Leo                   nº474 Bien Cultural desde 1999

Cuando nos encontramos por primera vez ante la inmensa llanura que constituye el P.N. de Hortobagy, sentimos la soledad de los grandes espacios. La grandeza de lo que hay por delante hace que nuestros pensamientos viajen en el tiempo, imaginando jinetes a lomos de sus caballos, días y días, para atravesar esta vasta llanura.

Esos jinetes no sólo persisten en la memoria sino que aún, hoy en día, es posible observarlos, ataviados con sus mejores trajes, una vistosa vestimenta consistente en unos pantalones de lino azul, muy anchos, para que no estorben sus movimientos a lomos del entrenado cuadrúpedo y un látigo artesanal que manejan con la mayor naturalidad, haciéndolo estallar en el aire  componiendo un sonido único en el mundo.

Este parque fue creado en el año 1.973 y constituye la segunda mayor llanura de Europa, sólo superada por la gran llanura rusa.

Se creó con 65.000 hectáreas de las cuales más de 43.000 corresponden al típico biotopo de pradera y pantano, lo que se conoce como puzsta y el resto corresponden a otros biotopos. Se halla atravesada por afluentes y ríos entre los que destacan el  Hortobagy y el Tisza que con sus crecidas llega a inundar gran parte de esta inmensa llanura.

El río Tisza, a la postre uno de los mayores afluentes del Danubio, fluye tranquilo por estos enormes espacios, con un curso  sinuoso, formando gran cantidad de meandros, que al ser abandonados forman lagunas -Halastó-, que podemos encontrar en este parque por doquier, aunque muchas de ellas son fruto de la intervención del hombre. Estas zonas palustres y anegadizas dan cobijo a gran cantidad de aves y se pueden observar grandes concentraciones en las épocas de migración.

Este río es el responsable de que la tierra sea fértil ya que inunda más de 2000 kilómetros cuadrados cada año, depositando grandes cantidades de sedimento que forman enormes aluviones fluviales.

Quizá lo que más llama la atención del viajero que llega a Hortobagy es la cantidad de pozos diseminados por doquier y que se convierten en espectaculares monumentos al sentido común cuando se observa como, de forma artesana, se extraen sus aguas, es todo un espectáculo ver al pastor, que suele ir de blanco, al contrario que los jinetes que visten de azul, realizar tal cometido.

Capítulo aparte merece el ganado doméstico en esta gran planicie, con especies realmente singulares.

Las granjas de ocas son especialmente abundantes, con miles de estos animales campando a sus anchas durante el día y encerrados por la noche, el ganado vacuno, con los bueyes grises a la cabeza, se caracteriza por unos cuernos exageradamente grandes. Existe una especie de cerdo muy particular, y muy bonito, llamado Cerdo Mangalica. Los burros son bajos y de un pelaje gris precioso. Los centros equinos de cría proliferan por doquier, con espectaculares ejemplares, además de que aún podemos encontrar el escasísimo caballo de Przewalki. También podemos encontrar búfalos y pavos, pero el animal domestico por excelencia es la oveja con dos razas realmente espectaculares, la Zackel de color blanco y negro y la Racka de color gris y con grandes cuernos en espiral y que algunos defienden como la raza ovina más antigua del mundo, aunque esta por demostrar.

Estos terrenos tan extensos albergan una gran variedad de fauna, siendo las aves las más abundantes, destacando  las avutardas y sisones,  la grulla común, con sus vistosas formaciones en vuelo y la grulla damisela, la perdiz pardilla, el faisán, los cuervos, grajas y cornejas, la lechuza campestre y el halcón sacre en migración. En las zonas de halastó encontramos multitud de ardeidas entre las que destaca la garceta grande y la garza imperial, además de varias especies de gaviotas, multitud de pequeños paseriformes, cisnes vulgares y un largo etcétera.

Los mamíferos también se hallan bien representados siendo los más abundantes los pequeños roedores, destacando entre ellos el suslik europeo y la marmota baobak, además de tejones y corzos.

Los insectos son abundantísimos para dar de comer a tan variada fauna.

La presencia humana en estas tierras data de muchos miles de años atrás, ya en el neolítico esta constatada su presencia. En el siglo XIII se produjo la invasión de los Mongoles y a finales de la Edad Media se produjo la dominación Turca que acabó por despoblar aún más esta inhóspita región. Actualmente encontramos pueblos como Nagyiván, Tiszafüred, Egyek, Nádudvar, Hajdúszzoboszló, Balmazújvaros y sobre todo Hortobágy, centro neurálgico para la visita de este Parque Nacional, aquí se encuentra el famoso puente de 9 ojos sobre el río Tisza, el Museo del Pastor, se puede ver como trabajan artesanalmente los alfareros sus cerámicas negras con años de tradición, podremos degustar la cocina típica del país con especial mención a las sopas, la Gulash es la más conocida, aunque no la única, las carnes variadas y sobre todo los exquisitos postres, todo ello lo podemos encontrar en restaurantes típicos -Csárda- o en mesones        -fogadó- pero ante todo disfrutar de la magnífica exhibición a caballo de los jinetes de la Puszta y de la magnifica puesta de sol que nos suele brindar dia a dia esta gran llanura pastoril.

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