www.turismoviajes.es estuvo en Lituania
Texto y fotos: Mario Cruz Leo
Estamos en Lituania, amarilla, verde y roja, el país báltico más austral, el más cálido de los norte europeos, el que tiene un treinta por ciento de su superficie poblada de bosques y más de 1000 lagos y más de 1000 años de historia que celebró en 2009 siendo Capital Europea de la Cultura.
La primera referencia escrita sobre el nombre de Lituania se halló en un manuscrito medieval prusiano del año 1009 y desde entonces son muchas las tribulaciones que ha sufrido el país ya que históricamente ha estado sujeto a invasiones e intentos de conquista. Su primer rey, Mindaugas, había unido a las tribus lituanas siendo Duque para detener el avance de los Teutones en suelo Lituano, convirtiéndose después de ello al Cristianismo en el año 1251, esto llevo a que, por orden del Papa de Roma, fuera investido rey en 1253, el honor de la coronación recayó en el Obispo de Kulm.
Después de Mindaugas hay otros dos nombres propios que sobresalen en la historia, el Gran Duque Gedeminas que estableció la capital en Vilnius y el Gran Duque Vytautas considerado por los lituanos como un héroe nacional.
Quizá la anécdota histórica más gris de Lituania sucede después de la ocupación de Vilnius por el Zar de Rusia en 1667, tras la cuál el nombre de Lituania desaparece del mapa político de Europa durante 123 años.
Vilnius, la actual capital, está ubicada entre los límites de la civilización latina y de la bizantina y situada a solo 26 kilómetros del centro geográfico de Europa. Está considerada Patrimonio de la Humanidad desde 1.994 en gran parte por tener uno de los cascos antiguos mejor conservados de la Europa del Este, en el que se mezclan muy diversos estilos arquitectónicos y cuenta desde 1579 con Universidad, siendo esta la primera construida en la Europa Oriental.
Durante la ocupación rusa, una de sus más de 40 iglesias se convirtió en Museo del Ateísmo.
Cuenta además con un distrito de artistas bohemios conocido como República de Uzupis, situado en un recodo del rio Vilnele. Para entrar en ella hay que atravesar uno de los 7 puentes que la conectan con la ciudad, en cuyas barandillas se pueden ver multitud de candados que simbolizan la libertad personal y de pensamiento que se respira en cada rincón. Como cada república, cuenta con sus ciudadanos de honor y en este caso son de calado, entre ellos se encuentra el Dalai Lama, el presidente de Lituania, Valdas Adamkus y el iniciador de la vanguardia cinematográfica estadounidense Jonas Mekas. También cuenta con su propio himno, su presidente y su propia constitución, eso sí, un tanto peculiar, tiene 38 puntos algunos tan originales como el tercero: El hombre tiene derecho a morir, pero esto no es un deber. El doce dice que el perro tiene el derecho de ser perro. El punto 20 dice que el hombre no tiene el derecho de ser violento. El veinticinco nos dice que el hombre tiene el derecho de ser de una nacionalidad diferente. Otros puntos dicen que el hombre puede ser independiente, es responsable de su libertad y además tiene derecho a llorar. Esto si es una constitución independiente, diferente y única como el sitio donde prevalece, la República de Uzupis.
A unos treinta kilómetros de Vilnius se encuentra Trakay, ciudad que en la época medieval fue la primera de Lituania, destaca su castillo gótico en ladrillo rojo sobre las tranquilas aguas del Lago Galve, que fue residencia de los reyes lituanos durante siglos. Fue fundado por Gedeminas en al año 1320. Actualmente es el único parque histórico nacional de Europa y el único castillo sobre el agua que existe en la Europa del Este.
La segunda ciudad en cuanto a importancia es Kaunas, nombre que se menciona por primera vez en los anales escritos en el año 1361 y que fue capital provisional de Lituania durante 20 años, tras la ocupación de Vilnius en 1920 por el ejército polaco.
Durante los años 1864 a 1904, Lituania estaba ocupada por Rusia, que prohibió el uso del idioma lituano tanto hablado como escrito. Ante tamaño disparate se formó una resistencia cultural que partió de Kaunas, donde sus habitantes se jugaron literalmente la vida para repartir prensa y libros escritos en Lituano y fundaron escuelas secretas donde se aprendía el idioma prohibido. Un muro con los nombres de estas personas se puede ver en el Kaunas actual.
En 1812 se construyó un puente de madera entre las ciudades de Kaunas y Aleksotas para que los últimos componentes del ejército de napoleón pudieran cruzar en su huida de Rusia. Las leyes de Aleksotas siempre han diferido de las de Kaunas tanto en los tiempos del Imperio de Rusia como en los de la Lituania Independiente. Este puente se conocía como el más largo del mundo ya que se tardaba 13 días en cruzar. En esos tiempos Kaunas formaba parte del Norte de Rusia y Aleksotas pertenecía al Reino de Polonia, en Kaunas regía el Calendario Juliano y en Aleksotas el calendario Gregoriano (católico) que contaban con un desfase entre ellos de esos trece días.
La tercera ciudad lituana en importancia es Klaipéda, la antigua Memel fue fundada por la Orden Teutónica en 1252 y es el único puerto de mar importante en el mar báltico que tiene Lituania, también se la conoce como La costa del Ámbar.
Su historia es muy convulsa, han tenido que luchar con Vikingos y Teutones, ha estado bajo el dominio alemán gran parte de su historia, en el siglo XVII fue devastada por los suecos, en el XVIII fue un tiempo gobernada por la Rusia Zarista, paso a ser residencia de los Reyes Prusianos después de la ocupación de Berlín por las tropas napoleónicas en el año 1807. Tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial estuvo bajo el protectorado de la Sociedad de las Naciones, en 1923 fue devuelto todo el territorio a Lituania, pero el 23 de marzo de 1939 fue tomada de nuevo por la Alemania Nazi de la que sería liberada en 1945 pasando a manos soviéticas hasta su independencia a principios de los años 90 del siglo XX.
Frente a Klaipéda, y con sólo tomar un ferry que tarda aproximadamente 7 minutos en llegar, se encuentra la Península de Kuronia, una lengua de arena y bosques en cuya base se encuentran toneladas de ámbar, que separa la Laguna Curonia del Mar Báltico. También se llama a este lugar la Península de Neringa.
Según la mitología báltica una joven gigante creo esta península, su nombre era Neringa y aparece representada en multitud de lugares, entre ellos el Bosque de las Brujas en Juodkranté, un espacio natural único en el que hay un itinerario de varios kilómetros a lo largo del cuál encontramos más de cien esculturas en madera sobre ogros, brujas, animales y mitología, sobre el que se cuentan, como no podía ser menos, multitud de leyendas.
A pocos kilómetros de este mágico bosque se encuentra la población de Nida, donde podemos ver lo fascinante que puede llegar a ser el ámbar y los secretos naturales que encierra en su interior en forma de insectos e incluso reptiles pequeños como una lagartija; también tenemos la oportunidad de visitar la casa de campo donde el Nóbel de literatura Thomas Mann, rodeado de paz y tranquilidad dio forma a algunas de sus obras. La casa cuenta con su propio anecdotario y cosas curiosas sobre todo en forma de correspondencia y fotografías.
Para terminar y sin salir de Nida, nos dirigimos al Cementerio Etnográfico, único en su concepción. Los lituanos creen que uno debe yacer como ha vivido y por ello a cada uno se asocia un animal y un tipo de madera de los que estará hecha la cruz de su última morada, por ello vemos en el cementerio representación de búhos, burros y otros animales tallados en distintas maderas, álamo, pino, etc., acordes a la vida que han llevado o a alguna característica especial.
Mi madre estaría feliz en este lugar, su animal sería una osa tallada en una hermosa madera de encina que recordara su tierra natal.