Tierra de Condes y Abades. El Ripollés, cuna del Catalán.

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Texto y Fotos: Mario Cruz Leo

Tierra de Condes y Abades. El Ripollés, cuna del catalán

Tierra de Condes y Abades es un paseo por los origenes de Cataluña donde podemos conocer el patrimonio cultural y natural del Ripollès a través de las visitas al Castillo de Mataplana y el Santuario de Montgrony en Gombrèn; el Palau de la Abadia y el Monasterio de Sant Joan de les Abadesses y el conjunto monástico de Santa Maria de Ripoll. Asi mismo, el recientemente inaugurado centro de interpretación Montgrony: Año cero y el centro de interpretación del monasterio de Ripoll y su museo etnográfico, nos ayudan a comprender que ocurrió en los inicios históricos de lo que hoy conocemos como Cataluña

Como no podía ser menos, la historia se crea siempre a partir de sucesos y personajes que se hallan implicados en los mismos, en este caso los  más importantes son Otger Cataló y los Nueve Barones de la Fama, que prestaron juramento en Montgroní, cuna de la reconquista de territorios y posterior repoblamiento de la zona, el conde Guifré de Pelós ( Wifredo el Velloso),  último Conde de Barcelona designado por la monarquía franca, a  partir de él, los condados se transmitieron por herencia; fué asi mismo el fundador de los monasteriosde Ripoll y San Juan de las Abadesas. El abad Oliba, que también fué conde y obispo, hijo de los condes de Cerdenya y Besalú y nieto de Wifredo el Velloso, Enma, hija de Wifredo el Velloso y primera abadesa del Monasterio de San Juan, que murió en el año 942.

Por abatares de la historia la última abadesa de San Juan fue Ingilberga de Cerdaña, hija de Oliba Cabreta, hermanastra del abad Oliba y de Bernardo de Tallaferro, quien en el año 1017 y por anexionarse los territorios controlados por la abadía, consiguió que el Papa emitiera una bula que suprimía la comunidad de religiosas por ” vida díscola de la comunidad”.

Esta indigna expropiación dio origen a La leyenda del Conde Arnau, según esta leyenda, Arnau era un joven seductor de doncellas, incumplidor de promesas, deudor de trabajos realizados y culpable de la “vida discola” de la abadesa de San Juan a la que visitaba a traves de el  túnel de una antigua mina que cruzaba las montañas. Por todo esto, al morir el conde Arnau fue condenado por sus pecados a vagar eternamente, galopando sobre su negro caballo envuelto en llamas y acompañado siempre de un grupo de perros diabólicos.

Ya sabemos que donde hay Condes hay castillos y donde hay abades y abadesas hay Monasterios, una vez conocidos los personajes de esta historia vamos a conocer ahora el entorno en el que se desenvolvieron.

Gombrèn

Gombrèn es uno de los focos de la leyenda del Conde Arnau. En la época medieval se vivió un momento de mucho esplendor, ya que el Castillo de Mataplana era una de las casas nobles más influyentes de la corona. Hug de Mataplana, uno de los pocos nombres de trovadores que llegaron a nuestros días, compuso sus canciones al abrigo de este castillo.

Santuario de Montgrony.

Santuario de devoción mariana, ubicado en el contrafuerte de la colina de Coma Ermada. Es también uno de los lugares emblemáticos de la leyenda del Conde Arnau. Según ésta, el conde fue condenado por no pagar el salario a los siervos que construyeron la escalera excavada en la roca que sube al Santuario. Más arriba se encuentra la iglesia de Sant Pere de Montgrony, románica del siglo XI con la puerta de entrada resguardada por un atrio cubierto. Las vistas sobre el Pedraforca, el Cadí y el Montseny son extraordinarias.

Sant Pere de Montgrony.

El edificio que se conserva fue consagrado en 1138 y mantuvo las funciones parroquiales hasta el siglo XVII, cuando fueron trasladadas a la villa de Gombrèn. A partir de este momento, solamente vive un capellán custodio y algunos ermitaños.
Presenta una sola nave coronada por un ábside y dos absidiolos en forma de trébol. En la cabecera podemos observar la decoración típica románico-lombarda pero, en general, es un edificio sobrio. El porche, situado en la fachada sur, fue construido ligeramente más tarde que la iglesia. El interior está cubierto con una bóveda de cañón reforzada por un arco toral.

Museo del Conde Arnau

Recoge las piezas encontradas en las diferentes excavaciones realizadas en el Castillo de Mataplana. A través de maquetas y dibujos se permite ver la evolución constructiva del castillo y de su entorno, ilustrando lo que debería ser la vida cotidiana en su momento de máximo esplendor.

Castillo de Mataplana

Ubicado en la baronía de Mataplana, era una casa palacio fortificada de estilo románico. Fue una corte trovadoresca muy importante, Hug de Mataplana es el máximo exponente. Por otra parte, también fue residencia del legendario Conde Arnau, personaje místico que constituye una buena síntesis de todo el feudalismo. Actualmente, podemos contemplar la capilla y los restos del castillo.
La función principal del castillo era residencial ya que tiene una situación poco elevada y a menudo se la denomina casa en la documentación. En él vivía la baronía de Mataplana.
En el siglo XIV, residía allí el conde Artau de Pallars, que se identificó erróneamente con la figura mitológica del Conde Arnau. Todo indica que el Conde Arnau no fue un personaje histórico pero su mito ha quedado profundamente enraizado en estas tierras: de él se dice que no pagaba la totalidad del salario a sus sirvientes, que tenía relaciones con monjas y pactos con el demonio y que fue condenado a vagar eternamente por estos lugares con su caballo en llamas.

En un principio, el castillo estaba formado por una torre circular que habría sido derruida. A partir del siglo XII, se construye un edificio rectangular, que años más tarde se verá ampliado con un patio amurallado alrededor del cual se fueron edificando las diversas estancias. Desde la puerta, podemos ver al fondo la torre rectangular, a la izquierda, la cuadra y las cámaras, y a la derecha, el horno, la zona de amasar el pan y el almacén.
Delante del castillo se encuentra la capilla, llamada Sant Joan de Mataplana. Cabe destacar el ábside, más estrecho que la nave y que sobrepasa ligeramente la forma de semicírculo al interior, presentando una planta de herradura.

El monasterio de Santa Maria de Ripoll.

Ripoll es la capital de la comarca del Ripollès aquí se encuentra el Monasterio de Santa María, arquitectura, escultura y significación histórica englobadas en este magnífico conjunto de la Cataluña medieval.

El monasterio de Santa Maria de Ripoll fue fundado a finales del siglo IX por el conde Guifré el Pelós y su esposa Guinedilda con el objetivo de repoblar el valle de Ripoll. Pocos años después, se había convertido en uno de los centros culturales más importantes de la Europa medieval. Su biblioteca custodiaba códigos mozárabes, visigodos y medievales de temática litúrgica, jurídica, musical, astronómica, geométrica…
En el año 1835 el centro monástico sufrió un incendio, pero se pudieron salvar 230 volúmenes que se encuentran en el Archivo de la Corona de Aragón y aquellos que ya habían salido del monasterio para ingresar en las bibliotecas Nacional de París, Vaticana, Capitular de Vic y la de Catalunya.


Durante el siglo X la iglesia fue reformada y consagrada en dos ocasiones, en los años 935 y 977. El abad Oliba consagró en 1032 la nueva iglesia del monasterio, de estilo románico lombardo, con una planta basilical de cinco naves coronada por siete ábsides. Cabe destacar la decoración de los muros, con arcos ciegos y bandas lombardas. El edificio ha sufrido diversas desgracias a lo largo del tiempo, y a finales del siglo XIX fue reconstruido por Elies Rogent.


La portada, del siglo XII y concebida a la manera de un gran arco triunfal, es la pieza románica más importante. En el centro, en la parte superior, podemos observar a su majestad, flanqueada por los símbolos de los evangelios (hombre, Mateo; águila, Joan; león, Marcos; toro, Lucas). A un lado y a otro, los ancianos del Apocalipsis, y debajo, los apóstoles y diversos santos.
En los frisos inferiores, a mano izquierda, escenas de las vidas de los reyes bíblicos David y Salomón y a la derecha, Moisés conduciendo al pueblo israelita que es ayudado por Dios. En las arquivoltas encontramos representados fragmentos de la vida de San Pedro y San Pablo, de Jonás y Daniel, de Caín y Abel. Lamentablemente ha perdido toda la policromía y las inscripciones que presentaba originalmente.


El claustro fue iniciado a finales del siglo XII y acabado a principios del siglo XVI. Aunque el conjunto presenta una unidad, la galería norte es la única que podemos considerar plenamente románica. Cabe destacar los capiteles, que presentan figuras humanas y fantásticas, animales y motivos vegetales. El monasterio fue panteón de los condes hasta el año 1162. En él están enterrados el conde Guifré el Pelós, Ramón Berenguer III y Ramón Berenguer IV, entre otros.

SANT JOAN DE LES ABADESSES
Desde sus orígenes, la villa de Sant Joan de les Abadesses ha sido una villa de cultura y muy ligada al Monasterio de San Joan. El importante archivo del monasterio, el cancionero trovadoresco, o el importante legado arquitectónico así lo demuestran. Personajes ilustres han nacido o han tenido relación también con la villa para darle más relieve.

Centro de Interpretación del Mito del Conde Arnau
El conde Arnau es uno de los símbolos míticos de Catalunya, indisociablemente unido a Sant Joan de les Abadesses y focalizado en otros lugares de la comarca. El Centro de interpretación pretende dar las claves para entender el origen y la evolución de la figura del conde Arnau desde una perspectiva que abarca el folklore, la historia, la música y la literatura. La exposición permanente, integrada en el proyecto “Terra de Comtes i Abats” está dividida en tres grandes apartados dedicados, respectivamente, a la canción popular que da origen a la leyenda, al contenido de esta y su expansión y, finalmente, a la construcción del Conde Arnau como mito, con su correspondiente repercusión cultural.

La Canción: La canción popular recogida en el Ripollès por folkloristas del siglo XIX es sencilla en su melodía y a la vez conmovedora en su contenido, un diálogo entre el alma del conde Arnau y su esposa. Era una canción para ser danzada y en ella están reflejados todos los motivos de la condena eterna del Conde Arnau.
La leyenda: La canción popular dio pie al personaje, identificado como un Arnau de Mataplana. Su fuerza es tan grande que polariza todo de pequeñas leyendas y tradiciones locales.
Están representados los grandes focos de la leyenda: el originario de Gombrèn, el potente núcleo de Sant Joan, centrado en las relaciones de Arnau con la abadesa del monasterio de Sant Joan, y también otros focos secundarios de la comarca, así como la figura del conde Mal, que es la transposición de la figura de Arnau en la isla de Mallorca. Nuestro personaje nos adentra también en el mundo de los aparecidos y los condenados por la eternidad, que es un tema universal.


El mito: La canción y la leyenda quizá hubieran languidecido lentamente hasta perderse o quedar como una reminiscencia local. A partir del siglo XIX confluyen una serie de factores que harán que Arnau tome un nuevo vuelo: los folkloristas recuperarán y pondrán en valor la canción y la leyenda, y al mismo tiempo, los escritores y los músicos comenzarán a crear sobre el personaje, y a recrearlo: los diferentes movimientos artísticos y literarios irán configurando un nuevo Arnau, adaptado a los gustos y estéticas de cada momento, que le llevarán hacia caminos insospechados. Arnau entrará en la literatura y llegará a protagonizar grandes obras como las de Joan Maragall y Josep M. De Sagarra, también tendrá su lugar en la música y en los diversos campos de estudio folklórico y etnológico.
Arnau deja de ser una leyenda para convertirse en un mito, uno de los mitos más potentes de la cultura catalana. El conde Arnau sigue cabalgando con fuerza.

El monasterio de Sant Joan de les Abadesses.

Fundado también por Guifré el Pelós a finales del siglo IX para repoblar el valle, lo dejó bajo la responsabilidad de su hija, la abadesa Emma, y una comunidad de monjas. En el año 1017, la abadesa Ingilberga y las monjas fueron expulsadas por tener una supuesta conducta moral inadecuada y fueron tildadas de “meretrices de Venus”.
Pero, detrás de esta denuncia había motivos políticos: Bernat Tallaferro, conde de Besalú, quería apropiarse del monasterio y de sus tierras para crear el obispado de Besalú y, por lo tanto, junto con el abad Oliba, ambos hermanastros de Ingilberga, se presentaron en Roma para acusar a las religiosas. Con este hecho histórico se relacionará, siglos más tarde, la leyenda del conde Arnau.


En el siglo XII se instalará en el monasterio una comunidad augustiniana. En el año 1150 se consagró la iglesia, el actual edificio, con planta de cruz latina, de una sola nave, corta y alta; la cabecera, formada por cinco ábsides, destaca por su decoración con capiteles, molduras y arcos ciegos. En cambio, la nave y el transepto se caracterizan por su sobriedad. Este tipo de planta arquitectónica es poco frecuente en Catalunya y hay que relacionarla con el románico francés y las grandes iglesias de peregrinación. Originalmente la iglesia disponía de una girola y de una cúpula, pero en el año 1428 fueron destruidas por un terremoto; entonces se levantaron los cuatro pilares que vemos hoy.
En el ábside central, podemos observar un descenso de la cruz, del año 1251, formado por siete figuras que dejan entrever los primeros trazos góticos en el tratamiento de los rostros, a pesar de que los cuerpos son plenamente románicos. Recibe el nombre de Santísimo Misterio, porque durante siete siglos conservó en el interior del frente de Cristo una sagrada forma en perfecto estado.


Hay que destacar el claustro gótico de planta en forma de trapecio y los retablos góticos de Santa Maria la Blanca y Sant Agustí. El museo del monasterio conserva un conjunto de piezas románicas como unas cruces de cristal de roca, varios tejidos, arquetas, etc.
El monasterio se encontraba dentro del vallado monástico. Hoy en día, conocemos los límites y podemos contemplar algunos de los edificios que lo integraban, como el Palacio de la Abadía y la capilla de Sant Miquel de la Enfermería, justo al lado. Las plazas que se extienden ante el monasterio, y el espacio existente entre la calle Abate Isalguer y la calle de Sant Miquel también formaban parte de él.
Joan Maragall, veraneante ilustre, escribió el famoso poema La Vaca Ciega en la fuente del Covilar, y también, como uno de los escenarios de la leyenda del Conde Arnau, se inspiró para escribir el poema El Conde Arnau, la versión teatralizada que se representa cada verano en el claustro del monasterio.

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Una recomendación para comer en Gombrèn: Fonda Xesc, o como comer en un restaurante estrella michelin sin dejarte el sueldo.www,fondasexc.com

Un agradecimiento a Gina Tosas de Promotourist, a Joan Rodriguez, al alcalde de Sant Joan de les Abadesses Ramón Roqué, al restaurante Can Jeroni de Beget, al Hotel Els Caçadors en Ribes de Freser y a todos los guias que he tenido en este magnífico viajes.

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