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Texto y Fotos: Mario Cruz Leo
El Turismo religioso cada vez interesa a más personas y despierta interés entre los religiosos y los que no lo son tanto. La ubicación de los monasterios, catedrales, templos y un largo etcétera de edificios destinados a la práctica de la religión, bien merecen la pena ser visitados para intentar entender que sienten estas personas que se acercan a conocer, meditar o rezar en estos recintos sagrados.
Proponemos una ruta religiosa por tres enclaves de Cataluña muy diferentes, siendo nuestra primera propuesta,El Monasterio del Garraf – Monjes budistas Sakya Tashi Ling, el primer Monasterio Budista fundado en esta provincia en 1.996 por El Muy Venerable Lama Jamyang Tashi Dorje Rinpoche, ubicado en el edificio modernista del Palau Novella, mandado construir por la familia Domenech, emigrados catalanes a “las indias” de donde trajeron considerable fortuna que invirtieron en este palacio-mansión que vendieron 6 años después de terminada, ya que quedaron en la ruina por tanta ostentación.
Un recorrido por este templo nos lleva a conocer el Palacio Novella y su transformación en Monasterio Budista en el que Rinpoche ha propiciado la creación de espacios y condiciones adecuadas para aprender el valor de la mente en calma y de la meditación, como vía para incrementar la paz y felicidad en todo el mundo.
Nuestro próximo destino será el Real Monasterio de Santa María de Poblet en la provincia de Tarragona, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1991 por la Unesco.Fundado en 1.150,el monasterio comenzó a edificarse sobre el año 1163, año en que Arnau de Bordells hizo una donación para la construcción definitiva en piedra de esta magnífica abadía cisterciense que actualmente forma parte de la Ruta del Cister en Cataluña.
El Monasterio de Poblet es el conjunto cisterciense habitado más grande de Europa, la comunidad monástica actual la forman 32 monjes profesos, un oblato regular y dos donados.
Es fantástico recorrer todas las dependencias visitables del monasterio siendo de especial importancia el claustro, la sala capitular y la Iglesia en la que destaca el retablo mayor de Damián Forment y los panteones reales. Después de la visita es aconsejable quedarse a la misa cantada por los monjes residentes.
Nuestra última etapa nos lleva a Barcelona, nada más y nada menos que al Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, máximo exponente de la arquitectura modernista catalana.
He de reconocer que sólo conocía el templo por fuera y ya me parecía un monumento excepcional, pero su interior es de los que te dejan boquiabierto. Es una obra magna, descomunal, espectacular, soberbia en su concepción y en el diseño para que la luz en su interior te atrape y te llegue desde todos los rincones. Describir lo excelso no se me da nada bien, creo que utilizo demasiados adjetivos, pero es que cualquiera de ellos por separado se quedaría corto. Si además de todo lo dicho anteriormente, quien te acompaña en la visita después de impartir su misa de domingo es el mismísimo párroco D. Lluís Bonet, perfecto conocedor de todas las anécdotas y entresijos del templo, la experiencia se convierte en sublime.
Tres templos, tres estilos diferentes, tres impresiones distintas de lo que es únicamente una muestra del turismo religioso en Cataluña.