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Llego a Puy du Fou pronto, antes de que abran las taquillas. Los sitios a los que voy por primera vez me gusta verlos vacios y sentir la sensación de ver como va llegando la gente. Me gusta observar como se van llenando de caras espectantes. Cada persona es un misterio.
Doy un paseo rápido para ubicarme y saber donde se realizan los diversos espectáculos, pero pronto me doy cuenta que no va a ser tan fácil, hay suaves subidas y bajadas en el terreno que ocultan
a la vista los diferentes sitios y decido ir descubriendo los pueblos y aldeas recreados en distintas ubicaciones, en los cuales se encuentran los diversos espacios para comer y llevar algún recuerdo. Decido que cuando llegue la hora de comer lo haré en El buen yantar, tiene muy muy buena pinta, aunque
seguro que antes me tomaré una cerveza artesanal en La cervecería de Vivar, la anuncian en barriles tipo los del vino y con nombres evocadores: Campeadora, Comunera o Condesa de Castilla y hay una colección de diversas jarras hechas de madera y cuerno de vaca con nombres como Sancho, Cristobal, Jimena, Laurencia, Lope de Vega o Fernán Gómez.
Como hay posibilidad de probarlas antes, para elegir la que más me guste, no perdere la oportunidad.
La oferta es muy variada, entre bares, restaurantes y terrazas suman 24, a lo que hay que añadir los talleres artesanos y las tiendas asociadas a ellos, una docena más o menos.
En lo que se denomina La Puebla Real se concentran estos talleres de artesanía, algunos de los cuales nos transportan al medievo en un visto y no
visto, el forjador de espadas toledanas, los bordadores y alfareros, ambientados en sus espacios de trabajo, casas de madera vieja, puertas desvencijadas y tejados tan auténticos que uno se olvida que está en elmsiglo XXI.
Son casi las 11 y media y me dirijo a la exhibición de aves denominada Cetrería de Reyes, que según veo en el mapa es la zona más alejada de la entrada, es al aire libre y quiero coger buen sitio ya que pretendo hacer fotos de lo que allí ocurra.
Me sorprenden algunas de las especies que salen a escena, sobre todo el Secretario (Sagittarius serpentarius), ave de las sabanas africanas, único en su familia y su género, y especialista en el arte de atrapar serpientes.
El espectáculo gira en torno a la figura del conde Fernán González de Castilla al cual se le ha hecho una oferta de paz por parte del Califato y este viene en son de paz a aceptarla, regalando para ello un Águila real al califa Abderramán. Este le enseña a su vez toda la colección de aves que atesora, comenzando por sus magníficos halcones.
Empieza “la batalla alada” entre dos tradiciones cetreras: la gran cetrería de alto vuelo de los califas árabes y la cetrería romano-visigoda que practican los príncipes cristianos.
Abderramán y su invitado rivalizan así en esplendor con deslumbrantes aves, halcones, lechuzas comunes, marabús, gavilanes, milanos negros,
cigüeñas, buitres leonados, busardos ratoneros y cárabos… así hasta 200 aves en una coreografía natural y espectacular que colma el cielo con un ir y venir de cigueñas, marabus y milanos en la apoteosis final con la que se celebra la boda del principe con su amada.
El Gran Corral de Comedias luce sus mejores galas. Don Fernán Gómez, corregidor de Toledo, se estrena como autor de teatro con su obra Fuenteovejuna. Nadie en la ciudad se lo quiere perder. Pero las cosas no salen según lo previsto. Al parecer, el verdadero autor de la obra no es quien dice ser… El ingenioso, impetuoso e impávido Lope de Vega viene a recuperar lo suyo: que el corregidor le haya robado su obra, poco le importa al Fénix de los Ingenios, pero que intente violentar a Laurencia su novia y atentar contra la vida del rey, el dramaturgo peleón no lo puede permitir.
Hará saber que en Toledo se honra a quien lucha a pluma y espada. Pero tras la trama lo importante es la espectacular actuación de todos los actores-bailarines-acróbatas-





Allende La Mar océana es mi siguiente parada, un viaje “en barco” para acompañar al almirante Cristobal Colón en su travesía de Atlantico para ir de occidente a oriente donde cree le esperan Catay y Zipango, un Nuevo Mundo por descubrir. Espero no marearme en la travesía ya que embarcar después de comer tiene su aquel.
Se pasa de un camarote a otro del barco siguiendo el ritmo de la expedición que llevó a un puñado de hombres al gran descubrimiento, aquel 12 de octubre.
La decoración y los elementos que se llevan a bordo es impresionante, los sonidos, los olores, todo lleva a sentirse compañero de los hermanos Pinzón, de Rodrigo de Triana o del propio Cristóbal durante la travesía y a disfrutar al final de la travesía con las espléndida recreación de una playa del Caribe con sus plantas tropicales, su arena blanca y sus aguas trasparentes. Aconsejo hacer el recorrido despacio y parando a cada rato, analizando cada rincón de la recreación de este barco.




El sueño de Toledo 1.500 años de historia de España en 80 minutos
Y llegó lo más esperado, “El Sueño de Toledo”. Del Reinado de Recaredo a las Navas de Tolosa, del descubrimiento de América a la llegada del ferrocarril y la España de hoy (con una discreta referencia a la Guerra Civil); este gigantesco lienzo emociona y transporta a los espectadores a través de 1.500 años de Historia representada por 200 actores y con unos espectaculares efectos especiales sobre un inmenso escenario de 5 hectáreas. Un espectáculo nocturno único en el mundo en el que la Historia cobra vida, cruza las murallas de la ciudad y atraviesa las profundidades del río.
Más de 2.000 personajes, cambiándose de ropa (más de 1.700 trajes de época) a una velocidad pasmosa y con unos espectaculares efectos especiales que incluyen 800 proyectores, 28 videoproyectores, 60 surtidores de agua y fuegos artificiales.
Todo ello en un grandioso escenario, tal vez un poco excesivo en el que a veces se pierden los actores, y con una gran mancha de agua que representa al Tajo y en la que se remojan los bailarines produciendo un efecto realmente sorprendente. Durante el espectáculo no hay un minuto de respiro.
El potente sonido y la música, los efectos especiales de agua y fuego, los cambios en la arquitectura del decorado gracias a las proyecciones –espectacular la transformación de los edificios medievales a la creatividad islámica– y algunos efectos sorprendentes como la aparición de Colón a bordo de su carabela de regreso a España, surgiendo de las aguas, llenan de asombro a los rendidos espectadores.
Hay momentos sublimes, como la invasión árabe con el decorado en rojo, los indígenas llegados de América bailando sobre las aguas o la expulsión y huida de los franceses –gabachos dice el guión–, todo un detalle de la empresa francesa propietaria del proyecto, que fue uno de los instantes más aplaudidos.
Aunque algunos expertos han criticado el enfoque histórico, la combinación de historia y leyenda y algunos saltos en el recorrido (se pasa de Carlos I a Napoleón sin una referencia a esos 300 años), los responsables de Puy du Fou no se inmutan. “No somos historiadores –dice el consejero delegado de Puy du Fou España, Erwan de la Villéon–. Queremos que la gente salga de aquí sintiéndose orgullosa de sus antepasados”.
Y vaya si salen orgullosos del pasado y asombrados del espectáculo, con el público aplaudiendo puesto en pie y los actores saludando repetidas veces.
Hola Mario, he estado echando un vistazo a lo que escribes de Puy du Fou y me han entrado muchas ganas de conocerlo. Cuando nos invitó la FEPET, aunque me apunté, al final no pude ir, pero, sinceramente, no tenía ni idea de lo que trataba. Leyendo y viendo lo que has vivido me has convencido. Debe ser algo muy muy interesante. Y, por cierto, ¿esos pelos???
Un abrazo.
Concha
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