Puy du Fou, un día de sensaciones

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Texto:Mario Cruz Leo y Enrique Sancho
Fotos: Puy du Fou España y Mario Cruz Leo
Llego a Puy du Fou pronto, antes de que abran las taquillas. Los sitios a los que voy por primera vez me gusta verlos vacios y sentir la sensación de ver como va llegando la gente. Me gusta observar como se van llenando de caras espectantes. Cada persona es un misterio.
Me gusta fotografiar el espacio vacío.
Los espacios son amplios, las recreaciones de puertas, almenas y murallas de castillos son muy realistas. El día promete ser interesante.

Doy un paseo rápido para ubicarme y saber donde se realizan los diversos espectáculos, pero pronto me doy cuenta que no va a ser tan fácil, hay suaves subidas y bajadas en el terreno que ocultan a la vista los diferentes sitios y decido ir descubriendo los pueblos y aldeas recreados en distintas ubicaciones, en los cuales se encuentran los diversos espacios para comer y llevar algún recuerdo. Decido que cuando llegue la hora de comer lo haré en El buen yantar, tiene muy muy buena pinta, aunque seguro que antes me tomaré una cerveza artesanal en La cervecería de Vivar, la anuncian en barriles tipo los del vino y con nombres evocadores: Campeadora, Comunera o Condesa de Castilla y hay una colección de diversas jarras hechas de madera y cuerno de vaca con nombres como Sancho, Cristobal, Jimena, Laurencia, Lope de Vega o Fernán Gómez.

Como hay posibilidad de probarlas antes, para elegir la que más me guste, no perdere la oportunidad.

La oferta es muy variada, entre bares, restaurantes y terrazas suman 24, a lo que hay que añadir los talleres artesanos y las tiendas asociadas a ellos, una docena más o menos.

En lo que se denomina La Puebla Real se concentran estos talleres de artesanía, algunos de los cuales nos transportan al medievo en un visto y no visto, el forjador de espadas toledanas, los bordadores y alfareros, ambientados en sus espacios de trabajo, casas de madera vieja, puertas desvencijadas y tejados tan auténticos que uno se olvida que está en elmsiglo XXI.

Son casi las 11 y media y me dirijo a la exhibición de aves denominada Cetrería de Reyes, que según veo en el mapa es la zona más alejada de la entrada,  es al aire libre y quiero coger buen sitio ya que pretendo hacer fotos de lo que allí ocurra.

Me sorprenden algunas de las especies que salen a escena, sobre todo el Secretario (Sagittarius serpentarius), ave de las sabanas africanas, único en su familia y su género, y especialista en el arte de atrapar serpientes.

El espectáculo gira en torno a la figura del conde Fernán González de Castilla al cual se le ha hecho una oferta de paz por parte del Califato y este viene en son de paz a aceptarla, regalando para ello un Águila real al califa Abderramán. Este le enseña a su vez toda la colección de aves que atesora, comenzando por sus magníficos halcones.

Empieza “la batalla alada”  entre dos tradiciones cetreras: la gran cetrería de alto vuelo de los califas árabes y la cetrería romano-visigoda que practican los príncipes cristianos.

Abderramán y su invitado rivalizan así en esplendor con deslumbrantes aves, halcones, lechuzas comunes, marabús, gavilanes, milanos negros, cigüeñas, buitres leonados, busardos ratoneros y  cárabos… así hasta 200 aves en una coreografía natural y espectacular que colma el cielo con un ir y venir de cigueñas, marabus y milanos en la apoteosis final con la que se celebra la boda del principe con su amada.
La organización es muy importante para que me de tiempo a ver todo, el siguente es un espectáculo a cubierto: A Pluma y Espada que narra las andanzas del acróbata Lope de Vega, un tema  recurrente que sigue de actualidad: el robo de la autoría de textos. El Gran Corral de Comedias luce sus mejores galas. Don Fernán Gómez, corregidor de Toledo, se estrena como autor de teatro con su obra Fuenteovejuna. Nadie en la ciudad se lo quiere perder. Pero las cosas no salen según lo previsto. Al parecer, el verdadero autor de la obra no es quien dice ser… El ingenioso, impetuoso e impávido Lope de Vega viene a recuperar lo suyo: que el corregidor le haya robado su obra, poco le importa al Fénix de los Ingenios, pero que intente violentar a Laurencia su novia y atentar contra la vida del rey, el dramaturgo peleón no lo puede permitir. Hará saber que en Toledo se honra a quien lucha a pluma y espada. Pero tras la trama lo importante es la espectacular actuación de todos los actores-bailarines-acróbatas-espadachines…, en especial el que protagoniza Lope de Vega que vuela por los aires como las rapaces del espectáculo anterior, mientras los decorados van suplantándose de forma magistral y exhibiendo una tecnología fuera de lo común, poco vista en otros parques.
Un momento de respiro después de ver lo que he visto, las sensaciones se acumulan y hay que analizar un poco, digerirlo, ha sido fantástico, grandioso, genial y aún me queda mucho día y muchas más subidas de adrenalina. A divagar otro ratito por todas las instalaciones.
Es la hora de tomar una merecida cerveza artesana, fresquita que el calor aprieta. Pruebo tres diferentes y me decanto por una Condesa de Castilla con unas aceitunas y me deleito viendo pasar gente que comenta, comenta y comenta maravillas de lo que ha visto. Estoy de acuerdo con ellos, aunque nunca lo van a saber.
Una familia se hace un selfie con las torres de un castillo de fondo. Que agustito se está en la sombra.
Hora de comer, encamino mis pasos hacia el restaurante elegido, El buen yantar. Está bien ambientado.
El menú sale por unos 23 euros: Unos entrantes de queso manchego, salchichón y chorizo, de segundo Carrillera ibérica y de postre tarta de queso, con un vinito denominado Vuelos altaneros que tomado en una copa de rey como inmediatamente la bautizo, me sabe a gloria y me incita a hacerme un selfie en plan “señor del castillo”.

Allende La Mar océana es mi siguiente parada, un viaje “en barco” para acompañar al almirante Cristobal Colón en su travesía de Atlantico para ir de occidente a oriente donde cree le esperan Catay y Zipango, un Nuevo Mundo por descubrir. Espero no marearme en la travesía ya que embarcar después de comer tiene su aquel.

Con fascinantes efectos especiales para experimentar las sensaciones de alta mar, mientras las paredes de la nao tiemblan, el suelo se mueve y en ocasiones entra el agua de mar, se dejar atrás el puerto de Palos y el bullicio de los últimos preparativos de la expedición. Se pasa de un camarote a otro del barco siguiendo el ritmo de la expedición que llevó a un puñado de hombres al gran descubrimiento, aquel 12 de octubre. La decoración y los elementos que se llevan a bordo es impresionante, los sonidos, los olores, todo lleva a sentirse compañero de los hermanos Pinzón, de Rodrigo de Triana o del propio Cristóbal durante la travesía y a disfrutar al final de la travesía con las espléndida recreación de una playa del Caribe con sus plantas tropicales, su arena blanca y sus aguas trasparentes. Aconsejo hacer el recorrido despacio y parando a cada rato, analizando cada rincón de la recreación de este barco.
Comienzo a pasear de nuevo, en este momento mis pasos me lleva al Arrabal donde encuentro gente tomando un refrigerio tranquilamente.
También encuentro un pregonero que anda reuniendo al pueblo para leer un edicto, los visitantes se areremolinan alrededor de él para saber las buenas nuevas y si les afecta en algo lo que el edicto proclama.

 

 

 

Siguiendo el programa veo que tengo tiempo de ir a Las elucubraciones del sereno, un oficio ya perdido pero que a principios del S.XX estaba en plena vigencia.
El monólogo se realiza bajo una encina y echo un rato escuchándolo antes de asistir a otro de los platos fuertes del día:
El último cantar
En torno a la vida de El Cid Campeador se plantea este espectáculo visual-circular que desconcierta al principio con un jóven Rodrígo Díaz de Vivar domando a su después famoso caballo Babieca y no presentando buenas perspectivas, parece que el listón va a bajar mucho respecto al resto de lo visto, pero aparece la sorpresa cuando empiezan a surgir nuevos escenarios donde se desarrollan diversas batallas en las que participó el Cid y partes de su vida que han trascendido a los tiempos.
Una centena de actores, caballos, justas y torneos, lujosos vestidos, excepcionales proyecciones hasta su batalla final en Valencia donde “venció después de morir”. En esta magnífica escena final uno se pregunta como son capaces de dominar el agua sobre el escenario, recreando con gran fidelidad la playa de Valencia con su maravilloso olejae. Una incognita que aún no he podido despejar y que ya me pregunté antes en el espectáculo de A pluma y espada.
Y nos queda la guinda del pastel, pero tendrá que esperar porque estoy que me desmayo de hambre y necesito tomar algo, unas raciones en La Taberna del Sefardí, una novedad de este año 2022 donde unas croquetas, un poco de ensaladilla rusa con ventresca de atún y una cervecita me dejan como nuevo para afrotar el último reto del día que comienza a las 22,30 h y dura 80 minutos.

El sueño de Toledo 1.500 años de historia de España en 80 minutos

Y llegó lo más esperado, “El Sueño de Toledo”. Del Reinado de Recaredo a las Navas de Tolosa, del descubrimiento de América a la llegada del ferrocarril y la España de hoy (con una discreta referencia a la Guerra Civil); este gigantesco lienzo emociona y transporta a los espectadores a través de 1.500 años de Historia representada por 200 actores y con unos espectaculares efectos especiales sobre un inmenso escenario de 5 hectáreas. Un espectáculo nocturno único en el mundo en el que la Historia cobra vida, cruza las murallas de la ciudad y atraviesa las profundidades del río. Más de 2.000 personajes, cambiándose de ropa (más de 1.700 trajes de época) a una velocidad pasmosa y con unos espectaculares efectos especiales que incluyen 800 proyectores, 28 videoproyectores, 60 surtidores de agua y fuegos artificiales. Todo ello en un grandioso escenario, tal vez un poco excesivo en el que a veces se pierden los actores, y con una gran mancha de agua que representa al Tajo y en la que se remojan los bailarines produciendo un efecto realmente sorprendente. Durante el espectáculo no hay un minuto de respiro. El potente sonido y la música, los efectos especiales de agua y fuego, los cambios en la arquitectura del decorado gracias a las proyecciones –espectacular la transformación de los edificios medievales a la creatividad islámica– y algunos efectos sorprendentes como la aparición de Colón a bordo de su carabela de regreso a España, surgiendo de las aguas, llenan de asombro a los rendidos espectadores. Hay momentos sublimes, como la invasión árabe con el decorado en rojo, los indígenas llegados de América bailando sobre las aguas o la expulsión y huida de los franceses –gabachos dice el guión–, todo un detalle de la empresa francesa propietaria del proyecto, que fue uno de los instantes más aplaudidos. Aunque algunos expertos han criticado el enfoque histórico, la combinación de historia y leyenda y algunos saltos en el recorrido (se pasa de Carlos I a Napoleón sin una referencia a esos 300 años), los responsables de Puy du Fou no se inmutan. “No somos historiadores –dice el consejero delegado de Puy du Fou España, Erwan de la Villéon–. Queremos que la gente salga de aquí sintiéndose orgullosa de sus antepasados”. Y vaya si salen orgullosos del pasado y asombrados del espectáculo, con el público aplaudiendo puesto en pie y los actores saludando repetidas veces.
Más información y reservas:
Tel.: 925 63 01 35
Muchas gracias a Erwan de la Villéon  Ceo de Puy du Fou
Muchas gracias a Enrique Sancho de Open comunicación
Muchas gracias a Irene Palomino Martín, Coordinadora de comunicación de Puy du Fou
Muchas gracias a FEPET, asociación de la cual soy miembro
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